Los huertos tienen un ciclo anual. No hay que descuidar ninguna estación.

Invierno

Todo comienza al principio del invierno con la poda. Se trata de una etapa crucial, ya que es en este momento cuando el arboricultor identifica las ramas que deben podarse para dejar sitio a las que darán fruto.

Vista de una manzana Limousin colgando de su rama

Primavera

Luego llega la primavera, cuando comienzan la floración y la polinización. Se trata de un periodo muy sensible a las inclemencias meteorológicas, y un comienzo de primavera demasiado frío o demasiado húmedo puede tener repercusiones catastróficas para el resto de la actividad.

Verano

Para favorecer el crecimiento de los frutos, es necesario realizar una fase de aclareo durante el verano. Se trata de eliminar los frutos con defectos (picaduras de insectos, daños por heladas o malformaciones) para dejar espacio a los demás. Se utilizan técnicas de cultivo "suaves" para limitar el uso de productos químicos. Por ejemplo, se introducen depredadores naturales en los cultivos para combatir los ácaros y otros destructores de los huertos.

Otoño

El otoño trae la tan esperada cosecha. Los huertos bullen de actividad. Cerca de 5.000 recolectores son contratados para recoger a mano las 100.000 toneladas de manzanas que se producen en Lemosín. A continuación, se transportan en 48 horas a varias cooperativas antes de ser envasadas en cámaras frigoríficas. Las manzanas "hibernan" de forma natural, sin ningún tratamiento.